Vocaciones

La vida trapense, como toda vida religiosa, posee una serie de características y exigencias que tienen que ser discernidas por quienes aspiran a ella y por la comunidad que los recibe.


Para los que se sienten llamados por el Señor a la vida monástica trapense, existe un tiempo de discernimiento que toma al menos un año. Durante este lapso, el interesado debe visitar el monasterio varias veces, si es posible, y en estas visitas conversará con el director de vocaciones. Este acercamiento personal es el más indicado para que conozca la vida que llevamos y nosotros lo conozcamos a él, aunque el contacto por cartas o correo electrónico es también útil.

Las visitas al monasterio significan un progresivo acercamiento a la comunidad y al estilo de vida que en el monasterio se lleva. Generalmente, al comienzo, la hospedería será el lugar de hospedaje, y, eventualmente, el interesado llega a alojarse dentro de la clausura, aunque todavía no compartirá muchas de las actividades de la comunidad.

Si en el año de visitas y retiros asoman señales más o menos claras de que el Señor puede estar llamando a la persona interesada a esta vida, se puede proceder a hacer un examen psicológico y a recabar recomendaciones, lo que prepara una prueba interna en el monasterio que por lo general dura tres meses.

Este importante tiempo de probación el aspirante lo vive con la comunidad y comparte sus trabajos y la oración litúrgica. Con ello podrá compulsar con mayor intensidad la vida que desea, en principio, abrazar. Al concluir este período, la comunidad y el candidato disciernen si se puede y debe continuar la formación. Entonces, comenzará para el candidato la etapa de postulantado.

La edad mínima para los candidatos es de 21 años, y la máxima 40.

Si deseas mayor información puedes ponerte en contacto con nosotros rellenado el formulario que allí aparece o escribiendo a nuestras direcciones electrónicas.

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