Postulantado

​En esta etapa incipiente, la apertura y transparencia son puntos esenciales en el descubrimiento de la voluntad de Dios. El candidato, desde sus inicios, debe poder llegar a abrir su corazón, de manera que tanto él mismo como los encargados de la formación puedan ir reconociendo las semillas que Dios ha ido plantando en él. Un proceso autoconocimiento no es, naturalmente, un proceso fácil. Muchas sombras de la propia vida deben emerger a la luz y esto casi siempre es algo difícil. La humildad, siempre en la perspectiva de la conversión, es una de las llaves para la superación y el conocimiento. En esto, el candidato va ejercitándose bajo la directriz de lo que San Benito, en su Regla, pide a todos los monjes y al cuidado del maestro de novicios.

​Para poder adentrarse seriamente en la vocación monástica, el interesado debe de haber llevado una vida cristiana coherente, con todas sus implicaciones morales, por un período importante de tiempo. Esto incluye una vida célibe y libre de adicción al alcohol o drogas.

​El postulantado dura un año. 

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